La razón de existir de LAWGIC

En una entrevista me preguntaron “¿por qué decides emprender?” y aunque en mi corazón siempre tenía claro la historia que hizo que tomara la decisión de hacer lo que hago hoy en día, nunca lo había expresado abiertamente. Hoy quiero contarte de dónde sale mi pasión por acompañar a dueños de negocios a vivir legalmente tranquilos.

Mi madre obtuvo su título de Doctora en fármaco-bioquimica a finales de los años 80. Como “regalo” de graduación mi abuelo le dio el capital para abrir su negocio: Farmacia Lovera. En el año 1990 se casa con mi padre y juntos deciden llevar la administración de la farmacia, el cual se convirtió en el negocio familiar. La farmacia fue parte de mi niñez y adolescencia. Fue ahí donde tuve mi “primer trabajo” atendiendo el teléfono con los pedidos de clientes, luego mis padres me enseñaron a cobrar y me asignaron la caja. Para mí y mis hermanos la farmacia era nuestro propio campamento de verano al final de cada año escolar.

Pero mis padres nunca se preocuparon por las formalidades legales del negocio. La administración la llevaban “a ciegas”, sin planificación y resolviendo el día a día del negocio. Yo fui quien cree la compañía cuando estudiaba la carrera de Derecho. Todos los años anteriores vivieron en la informalidad y tuvieron que hacer frente a: pago de gastos de enfermedades y accidentes de trabajadores, demandas laborales por mal manejo en la terminación de los contratos de trabajo y multas de parte de diversos organismos del Estado. Y todo eso se cubría del patrimonio personal de nuestra familia, porque la farmacia no existía como una compañía con su propio patrimonio. Llegó un momento donde mis padres tuvieron que hipotecar nuestra casa para poder resolver todos los problemas de la farmacia.

A medida que fueron pasando los años, la situación fue creciendo como una bola de nieve hasta que mis padres no pudieron soportar su peso. La decisión que tomaron fue vender la farmacia, después de 26 años de trabajo. Recuerdo muy bien el domingo cuando finalizó ese proceso: llegamos a casa de mi abuela y lloramos todos. Fue un golpe muy duro para nuestra familia y asimilar que la farmacia ya no era parte de nuestras vidas fue muy difícil.

Esta experiencia me marcó mucho, sobre todo cuando aprendí mientras me preparaba para ser abogada que todo eso se pudo evitar con un acompañamiento legal correcto. Con Lawgic busco que esta historia no la tenga que vivir alguien más. No quiero que ningún emprendedor vea fracasado su negocio por no organizarse y tomar las medidas de prevención adecuadas.

Si estás por iniciar tu propio negocio o ya tienes uno, nunca te saltes la asesoría legal. Esto te evitará muchos dolores de cabeza.

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Las 3 lecciones legales que aprendí de la película “The Founder”